Se dedica desde 1990 a la crítica literaria, y ha colaborado en revistas y periódicos de México y España. A su regreso a México, después de una breve etapa como editor de literatura del Fondo de Cultura Económica, pasó a formar parte de la revista Letras Libres y posteriormente fue editor de Conaculta. Ganó el Premio de Primera Novela Joaquín Mortiz con La muerte de un instalador, en 1996.
Uno de los autores contemporáneos cuya literatura entra y sale de lo autoficcional. Los personajes de Enrigue, son, en general, versiones veladas de sí mismo que se desplazan a Estados Unidos. Frecuentemente estos emigrantes voluntarios son intelectuales venidos a menos que se enfrentan con una serie de obstáculos: matrimonio, familia, divorcio y discriminación.
«No es que haya elegido ser segundón, lo soy de manera natural. Además creo en la bondad del segundo lugar desde hace muchos años.» Así comienza El amigo del héroe (Mondadori, 2012). Este relato de Álvaro Enrigue desempolva la ingenuidad y la vanidad de la infancia: Ponchito, un niño como cualquier otro, jugó a ser el héroe. Un ejercicio literario memorable. Una vivencia aleccionadora. Enrigue se pone en los pies de su protagonista y revive los diálogos de dos niños de secundaria que en su incesante lucha contra el crimen se ven obligados a enfrentar las últimas y más inesperadas consecuencias.
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