La gran poeta Ida Vitale ha ganado todos los premios habidos y por haber. O casi. Desde el Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca, Premio Octavio Paz y Alfonso Reyes, el Premio Reina Sofía, hasta ahora el premio de Literatura en Lenguas romances que otorga esta feria. Y a sus más de 90 años, ella es un dechado de alegría, de simpatía, de fortaleza. A pesar de sus pérdidas, sus duelos y el transcurrir de la vida misma, la poeta es un emblema de la escritura.

Shakespeare Palace es un hermoso compendio de 10 años de su vida en este país. Ida Vitale llega a México debido a la diáspora uruguaya. Aquí encuentra un mundo que la acoge y nuevos significados que ella y su marido habrán de acomodar. Es en esta ciudad, en la calle de Shakespeare, donde encuentran a Elena, una vecina que convive entre intelectuales y artistas y de la cual agradecen la calidez.

Su primer desembarco es en casa de Ulalume y Teodoro González de León. En lo que encuentran un lugar el cual habitar, conviven con las costumbres y rarezas de un mundo nuevo. Ida trabaja todos los días en el Colegio de México, al lado de Tomás Segovia, con distintos proyectos de traducción. Conoce a Paz, habla de Elena Garro, conoce a Arreola, a José de la Colina. Entabla cercana relación con Efraín Huerta y su familia, Emmanuel Carballo y su mujer, entre muchos otros.

En este hermoso libro, Vitale reconstruye, como en una especie de mosaicos, la historia de esos años, aprendiendo a conocer desde las calles empinadas de la colonia San Ángel, hasta los distintos sabores de la diversa comida mexicana, así como palabras tan sutiles e imborrables como “tlapalería”.

Y como regalo, este poema:

Gotas

 ¿Se hieren y se funden?
Acaban de dejar de ser la lluvia.
Traviesas en recreo,
gatitos de un reino transparente,
corren libres por vidrios y barandas,
umbrales de su limbo,
se siguen, se persiguen,
quizá van, de soledad a bodas,
a fundirse y amarse.
Trasueñan otra muerte.

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