Trabajó como periodista en el Servicio de América Latina de Radio Francia Internacional donde estuvo encargado de los programas literarios y de índole cultural. El mismo año que ingresó en RFI, se convirtió también en corresponsal del Tiempo, el diario colombiano de mayor tiraje y con mayor influencia de aquel país. Su primera novela, Páginas de vuelta, la publicó en 1995 y la crítica consideró que rompía «todos los caminos recorridos por la más reciente literatura colombiana». Dos años más tarde aparece la segunda, Perder es cuestión de método (Mondadori, 2000) que recibió excelentes comentarios en España y América Latina, y que ha sido traducida a quince idiomas.
Plegarias nocturas (Mondadori, 2012) es un novela negra, de amor, que narra la historia de Manuel, un estudiante de filosofía colombiano, que es acusado de tráfico de drogas y retenido en una cárcel en Bangkok, lugar donde la pena para los traficantes es la muerte. El cónsul colombiano en Nueva Delhi es el encargado de comunicar al reo sus opciones e intentar cumplir el único deseo que parece albergar: encontrar a su hermana Juana, desaparecida en Colombia años antes. El cónsul la encuentra, y Juana relata el auge del paramilitarismo durante el mandato de Uribe, el drama de los desaparecidos, y el origen de su rabia y su férrea determinación de hacer que las cosas cambien. La epopeya de Juana por conseguir un nuevo futuro la lleva de un lado al otro, de Tokio a Teherán y de la prostitución al matrimonio. Tras sus huidizos pero firmes pasos camina primero su hermano Manuel y después el cónsul, en un intento de restablecer la justicia, aunque a veces sea demasiado tarde.
Dice el autor en entrevista acerca de esta novela: “La idea fue contar una historia de amor entre hermanos, no incestuoso, que siguiera el tema clásico del «amor imposible» (dos se aman y muchas cosas se interponen). Me gustan los temas clásicos, me gusta escribir bajo la sombra de la historia de la literatura. A partir de ahí los demás elementos se fueron organizando.
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